EL TEATRO EN LA ACTUALIDAD
Como vemos, el teatro ha gozado durante muchos siglos del fervor y de la afición del público y en muchos momentos ha sido una de los principales formas de diversión de la gente de todas las clases sociales. Ello fue así porque llegó a ser un espectáculo entretenido que atraía, divertía y además tenía una determinada función social. Durante el siglo XX, el teatro ha tenido que competir con otras formas de entretenimiento de la gente, principalmente el cine, la televisión o los espectáculos musicales o deportivos que son enormemente atractivos y se han convertido en verdaderos fenómenos de masas. Frente a ellos el teatro ha ido perdiendo terreno y ha dejado de ser el espectáculo popular de siglos anteriores.
Han desaparecido muchos locales teatrales, han disminuido los espectadores, faltan autores y obras de calidad que pongan delante de los ojos del espectador temas actuales y argumentos que interesen y diviertan. Además el teatro es un espectáculo caro.
Por otro lado, el teatro ha sido o está siendo arrojado fuera de los medios de comunicación de masas y en nuestra sociedad lo que está fuera de los medios no existe. No hay teatro en televisión ni programas sobre teatro. Y el teatro necesita ayuda y no sólo subvenciones. Ayuda para situarse en el centro de los intereses de la gente, para que se sepa que existe, para que se conozca fuera de esos pequeños círculos de aficionados que no lo abandonarán nunca.
Hay que sacarlo de esos hermosos coliseos decimonónicos y acercarlo a los jóvenes y recordarles a todos que como en Grecia, en Roma o en cualquier época anterior el buen teatro, el teatro de calidad emociona y divierte y puede competir con ventaja con cualquier otro espectáculo, incluso con el cine. Porque el teatro aventaja al cine en que en un escenario todo ocurre "en vivo y en directo". Cada representación es única y en cada una de ellas se desnuda el alma humana delante de los espectadores. Ahora que en las televisiones hay tanta afición a los antivalores y a mostrar la intimidad de las personas conviene saber que el teatro nos desnuda a todos en público y pone al descubierto nuestras flaquezas; quizás por eso haya interesado tanto durante más de treinta siglos.
Por otro lado, el teatro ha sido o está siendo arrojado fuera de los medios de comunicación de masas y en nuestra sociedad lo que está fuera de los medios no existe. No hay teatro en televisión ni programas sobre teatro. Y el teatro necesita ayuda y no sólo subvenciones. Ayuda para situarse en el centro de los intereses de la gente, para que se sepa que existe, para que se conozca fuera de esos pequeños círculos de aficionados que no lo abandonarán nunca.
Hay que sacarlo de esos hermosos coliseos decimonónicos y acercarlo a los jóvenes y recordarles a todos que como en Grecia, en Roma o en cualquier época anterior el buen teatro, el teatro de calidad emociona y divierte y puede competir con ventaja con cualquier otro espectáculo, incluso con el cine. Porque el teatro aventaja al cine en que en un escenario todo ocurre "en vivo y en directo". Cada representación es única y en cada una de ellas se desnuda el alma humana delante de los espectadores. Ahora que en las televisiones hay tanta afición a los antivalores y a mostrar la intimidad de las personas conviene saber que el teatro nos desnuda a todos en público y pone al descubierto nuestras flaquezas; quizás por eso haya interesado tanto durante más de treinta siglos.
EL TEATRO EN LA ESCUELA
Si el teatro ha dejado de ser un espectáculo popular y en la actualidad ha perdido parte de su atractivo para mucha gente quizás se deba también a que la enseñanza teatral tiene poca presencia en la escuela. El teatro se encuentra ,prácticamente, fuera del currículum escolar ; su estudio ,cuando tiene lugar, es de carácter teórico, se estudia como un género literario más dentro de la historia de la literatura. Se estudian autores, se leen textos, se asiste esporádicamente a alguna representación pero apenas existen talleres donde se aprenda a hacer teatro y a vivir el hecho teatral como un espectáculo vivo en el que se puede participar. La formación teatral queda relegada a algunas asignaturas optativas o a actividades de carácter extraescolar.
Sin embargo el teatro debería tener una importancia mayor en la formación de nuestros alumnos no sólo para fomentar la afición y crear futuros espectadores sino también para crear ciudadanos críticos. Ciudadanos que participan, que actúan, que son protagonistas, que se expresan con el cuerpo y con las palabras, que piensan, que leen, que critican y que desarrollan la iniciativa y la creatividad. Porque éstas y otras muchas son las capacidades que el teatro desarrolla y que la escuela no debería desaprovechar.